La noche de la flor del cactus - Ana María Manceda
El Independiente: La noche de la flor del cactus - Ana María Manceda
El IndepCOMPARTO CON MIS AMIGOS Y CONTACTOS LA CRÍTICA DE MI NOVELA " LA NOCHE DE LA FLOR DEL CACTUS" POR EL CRÍTICO LITERARIO Y ESCRITOR MEXICANO DANIEL ABREGÓ. SOLO SE LOS PRESENTO, PARA MÍ ES UN HONOR QUE HAYA DEDICADO SU TIEMPO, ENCONTRANDO LO POSITIVO Y NEGATIVO DE LA NOVELA. GRACIAS ESTIMADO COLEGA.-
A pesar de no ser uno de mis géneros o temáticas preferidas (novela con tintes de opinión política, con historia contemporánea), disfruté mucho leer “La noche de la flor del Cactus”, y aprendí muchas cosas que en la vida hubiera conocido.endiente: La noche de la flor del cactus - Ana María Manceda
Se agradece enormemente la explicación del momento que vive Argentina en los tiempos en que se desarrolla la novela, y es imposible el no hacer comparaciones con acontecimientos mexicanos como la masacre de Tlatelolco en 1968.
Se aprecia claramente la influencia en su obra de escritores latinoamericanos emblemáticos como Cortázar o Borges. El trasfondo científico de la obra es sólido, se nota que Ana María posee los conocimientos técnicos para expresarse con autoridad en materia ecológica.
En general es un libro bastante cuidado, muy bien trabajado y con personajes claros, definidos, aunque no entrañables. En mi opinión los personajes que más simpatía generan no son los protagonistas, sino algunos secundarios, como Victorio o Don Furiman.
La noche de la flor del cactus
La noche de la flor del cactus - Ana María Manceda
Nota general: 8.75/10
La juventud, en cualquier época, es siempre idealista, optimista, ansiosa y por lo tanto, un poco crédula. Nunca deja de pensar que se puede hacer algo para tener un mundo mejor, y es ese pensamiento en apariencia ingenuo, el que los lleva a sembrar las semillas para que las generaciones venideras (sus hijos o quizá sus nietos) recojan los frutos de aquellas lejanas e “inútiles” luchas.
En “La noche de la flor del Cactus” Ana María nos traslada a la Argentina de principios de los 70’s, donde la libertad de expresión juvenil no es algo de todos los días. Así es como nos adentramos en la lucha del día a día que enfrentan unos estudiantes de La Universidad de La Plata, los cuales no solo tienen en su agenda el aprobar sus materias y obtener buenas notas, sino que también están directamente involucrados en la pelea de sus derechos en el naciente gobierno republicano de Argentina.
En específico, seguimos al grupo de amigos de Flor, una estudiante de la licenciatura en Ecología (una ciencia recientemente aceptada en aquellas épocas) que está llena de ideales, confianza, esperanza y amor (aunque este último no pueda manifestarse públicamente).
El otro protagonista es Román, profesor de Arqueología, esposo devoto y padre de gemelos, con un gran amor hacia los pueblos nativos de la Patagonia y una historia familiar un tanto oscura y terrible de relatar.
Ana María nos lleva de la mano a través de estos días tormentosos en la Argentina, mezclando las historias personales de Román y Flor junto con los acontecimientos y protestas civiles (con sus consiguientes dosis de represión) que tienen lugar en La Plata tras el anuncio de la implementación de un régimen democrático en el país sudamericano.
El estilo de Ana María es impecable, está muy bien cuidado, sin fallas ortográficas ni gramaticales, no abusa de las palabras complicadas y se preocupa por que el lector tenga todos los detalles e información suficiente para comprender el contenido mostrado en el libro.
Se agradece enormemente la explicación del momento que vive Argentina en los tiempos en que se desarrolla la novela, y es imposible el no hacer comparaciones con acontecimientos mexicanos como la masacre de Tlatelolco en 1968.
Se aprecia claramente la influencia en su obra de escritores latinoamericanos emblemáticos como Cortázar o Borges. El trasfondo científico de la obra es sólido, se nota que Ana María posee los conocimientos técnicos para expresarse con autoridad en materia ecológica.
En general es un libro bastante cuidado, muy bien trabajado y con personajes claros, definidos, aunque no entrañables. En mi opinión los personajes que más simpatía generan no son los protagonistas, sino algunos secundarios, como Victorio o Don Furiman.
A pesar de no ser uno de mis géneros o temáticas preferidas (novela con tintes de opinión política, con historia contemporánea), disfruté mucho leer “La noche de la flor del Cactus”, y aprendí muchas cosas que en la vida hubiera conocido.
Ahora, lo malo (en mi opinión, desde luego) de la obra de Ana María:
- Los momentos emotivos y emocionantes: Quedan a deber. Son fugaces, sin detalle, no se manejan con el mismo estilo de la obra. Los ataques a los estudiantes, los acontecimientos críticos, los momentos decisivos, todos son narrados con frialdad y hasta con cierta prisa. Me sorprendió sobretodo en el deceso de Pedrito. Apenas unos renglones para narrar un suceso DEFINITIVO en la obra, cuando en contraste, el paseo de los “Ginkgo Biloba” mereció mucho más texto y detalles.
- Los rodeos: es clásico en muchos autores latinoamericanos está tendencia a saturar al lector de detalles, contar historias paralelas, incluir subtramas, alejarnos del contexto principal, todo en aras de que comprendamos que la historia trascurre en un mundo mucho más grande del que ocupan las páginas. A algunos les gusta. A mí no, en lo particular hasta me aburre. Durante algunos momentos de mi lectura me sentí abrumado por tantas cosas a las cuales hacerle caso, y dudé en diversas ocasiones que la vida de Román y Flor fuera de verdad el auténtico eje de la historia.
- El final: El título sugería un final de gran simbolismo, con una enorme carga de verdades develadas, emociones desatadas y la belleza del cambio que surge al florecer algo. Pero no paso así. El florecimiento del cactus fue otro acontecimiento que no terminó de conmoverme. Casi ocurrió en segundo plano. Y era a mí ver, el cuadro justo para terminar la obra, el símbolo perfecto de la transformación y la renovación. En cambio la carta que terminó el libro me pareció simplemente insuficiente.
- Jorge: Parecía ser el “caballo negro”, el personaje de las posibilidades infinitas, aquel que encerraba un misterio enorme, uno que prometía unir a todas las historias en un solo hilo conductor. Lamentablemente no lo fue. Empezó siendo un misterio, y acabo siendo lo mismo. Está muy bien que para los personajes sea un elemento imposible de descifrar, pero no para el lector. Me sentí defraudado al terminar el libro y no saber quién era Jorge, ni cuáles eran sus motivaciones, ni porque nunca peleó por el amor de Flor.
¿Recomiendo leer a Ana María Manceda?
¡Claro! Es una escritora que simplemente no puedes dejar de pasar. Es bastante profesional. Tuve que ser exageradamente crítico para encontrar “fallas” (que más bien son apreciaciones) en su obra. Tiene un excelente manejo de la narrativa, no escatima en detalles y se preocupa por que el lector se haga con todos los elementos necesarios para entender, razonar y disfrutar su obra.
Además, su libro es ¡Gratis! , si decides darle una oportunidad (que deberías hacerlo) puedes descargar su obra inmediatamente con solo dar clic al siguiente enlace:
¡Nos vemos en la siguiente página!