EL SUR TAMBIÉN EXISTE

Si fuesen míos los paños bordados de los cielos, tejidos con luz de oro y plata, los paños azules, sombríos y oscuros de la noche, la luz y el crepúsculo, los tendería a tus pies. Pero yo, siendo pobre, sólo tengo mis sueños. he esparcido mis sueños bajo tus pies. Camina suave porque pisas mis sueños. w.b. Yeats





"Pero aquí abajo abajo,cerca de las raíces,es donde la memoria ningún recuerdo omite. Y hay quienes se desmueren y hay quienes se desviven y así entre todos logran lo que era un imposible. Que todo el mundo sepa que el Sur también existe" Mario Benedetti.


"Un escritor es algo extraño. Es una contradicción y también un sinsentido. Escribir es aullar sin ruido" M. Duras http://t.co/


martes, 29 de enero de 2019

Los 20 retos que encontrarás en el oficio de escribir Diana P. Morales

Los 20 retos que encontrarás en el oficio de escribir (y cómo superarlos)

Cuando emprendemos el oficio de la escritura, a veces no tenemos claro qué es lo que nos vamos a encontrar. Incluso podemos tener una idea idealizada de este oficio, y pensar que todo será diversión y emoción: no me entendáis mal, de eso hay mucho 😉 Pero también hay momentos menos interesantes y desafíos y retos a lo largo del camino.
Eso sí, ¡son retos superables! Parte del oficio es ir aprendiendo a lidiar con ellos y crecer con ellos mientras escribes. Sobre algunos de ellos he escrito extensamente, y voy dejando aquí algunas claves para saber qué hacer cuándo se te presentan:
¡Vamos allá!

1. Falta de tiempo

Mientras eres estudiante o joven es posible que -salvo época de examen- este reto no se te presente. Pero una vez te hayas insertado en la vida laboral y si además cuentas con cargas familiares, la situación puede cambiar y, de repente, todos esos enormes ratos libres desaparecen. ¿Cómo encontrar tiempo para escribir?
Como ya escribí hace tiempo, la clave es que el tiempo para escribir no se encuentra (no lo vas a encontrar nunca): hay que crearlo. En este artículo doy 3 estrategias diferentes para conseguirlo:

2.  Soledad

Por lo general, la escritura es una tarea que solemos emprender en solitario y esa situación -casi como cualquiera en la vida- conlleva ventajas e inconvenientes. La ventaja es que todo está bajo tu control, no tienes que consultar con nadie, ni discutir, ni llegar a acuerdos, como cuando emprendes aventuras creativas en compañía (cine, teatro, música…).
¿El inconveniente? Que no tienes que hablar con nadie para nada… y eso puede llegar a cansar o incluso fomentar un aislamiento poco sano. Afortunadamente, hoy en día es más fácil que nunca encontrar una tribu y conseguir sus múltiples ventajas, tal como explicaba aquí. 
Puedes probar a buscar grupos de escritores o de lectura en tu ciudad o barrio, y también por internet, como el que yo dirijo en Facebook. En redes sociales puedes fácilmente encontrar personas afines, y participar en retos o lecturas compartidas.

3. Recibir una mala crítica 

Es una de las cosas que más tememos cuando escribimos, ¿verdad? ¡A quién vamos a engañar! 😉 Y la realidad es… que probablemente ocurra en algún momento. No podemos gustar a todo el mundo, para empezar porque el estilo o temas que a ti te encanta a lo mejor es el más odiado de otra persona.
¿Qué hacer? Suele ser un duro trago, especialmente si estás empezando y si tu autoconfianza no es muy alta. El truco es, una vez pasada la primera impresión, usarla para aprender de ella. Y sí, casi siempre es posible, al menos si se trata de una crítica constructiva. Aquí explico cómo paso a paso:

4. Falta de ideas

¿A quién no le ha sucedido esto?
Tienes ganas de escribir, o quieres participar en un reto o un premio literario… y no se te ocurre nada. Tengo una buena noticia para ti: a conseguir ideas también se aprende, es cuestión de práctica (como casi todo).
No obstante, si necesitas YA una idea, hoy mismo, ahora, te puedes descargar mi app gratuita de Portaldelescritor donde tienes un generador de personajes y de historias, dividido por géneros (realismo, fantasía, ciencia-ficción, novela negra y terror). Millones de combinaciones te darán, sin duda, una solución rápida.

5. Encontrar un título

Yo misma acabo de pasar por este proceso al estar terminando de escribir mi cuarta novela y… ¡a veces cuesta! El título perfecto debe dar pistas de tu historia, no ser demasiado tópico o común; debeencajar con el tono (serio, humorístico, misterioso) y encajar, por supuesto, ¡contigo!
El truco: generalmente el título suele encontrarse dentro de tu propio texto y una relectura te puede dar muchas ideas. Y no, no es necesario que el título sea un resumen de tu obra.
En este post hablo de los títulos, y pongo muchos ejemplos de títulos buenos y originales:

6. Atascarte a la mitad de una historia

Es algo muy común cuando estás escribiendo una novela, pero incluso puede ocurrir con una obra más breve, como un relato. Ocurre porque cuando empezamos a escribir una historia solemos tener muy claro el inicio y el conflicto principal (el problema al que se enfrenta nuestro personaje) pero… no nos detenemos a pensar en qué va a ocurrir después. Cómo reacciona nuestro personaje a ese problema suele ser el nudo de nuestra historia (es decir, la mitad prácticamente), por no añadir que además es la parte más emocionante.
Tranquilidad: en este artículo hablo de ello en profundidad y además te animo a responder a tres preguntas casi mágicas que pueden iluminar el camino que debe tomar tu historia:

7. Sufrir un bloqueo

Pues sí: el bloqueo es algo diferente a quedarse sin ideas (como vimos más arriba) y a atascarse en mitad de una historia. En el bloqueo quieres escribir pero no puedes, generalmente porque algo más profundo te lo impide.
Los bloqueos vienen de miedos y creencias muy arraigadas, de las que, la mayoría de las veces, ni siquiera somos conscientes. Es algo que trabajo con calma en mi taller online “Rompe el bloqueo y empieza a escribir”, y realmente a veces se descubren razones curiosísimas (como una autora que temía que si triunfaba con su novela perdería a sus amigos, u otra que sentía que podía defraudar a su pareja), aunque en muchas ocasiones es falta de confianza y miedo a ser juzgado.
Hasta que no abras el armario y compruebes cuál es tu miedo y te des cuenta de que se puede superar, es difícil romper el bloqueo.
En estos artículos dejo varias pistas y reflexiones sobre este tema:

8. Descubrir tu estilo  

Cuando empezamos a escribir, es muy normal imitar los libros que nos gustan. Aún no hemos descubierto nuestra voz escritora – ¡de hecho, a veces somos tan jóvenes que aún no hemos descubierto quiénes somos, siquiera! Y no es ningún problema: imitar es una parte habitual del proceso de escritura.
Eso sí: si llevas ya tiempo escribiendo es bueno que tu estilo, tus temas, tus personajes y argumentos vayan cogiendo personalidad: recuerda que la escritura refleja el mundo visto a través de nuestros ojos, y justamente por eso es único. Otra cosa es que sepamos reflejarlo…
En este artículo hablo sobre este tema largo y tendido:

9. Falta de ganas de escribir

Habrá ocasiones (tal vez no ahora, pero sí en el futuro) en que te verás en la tesitura de tener que terminar un texto en un plazo determinado, tal vez para un premio, o para tu editorial 😉 y de repente… no tienes ganas de escribir. ¡Socorro! Pero tienes que terminar, ¿qué hacer?
Aclaro, antes de nada, que esa falta de ganas suele esconder otras cosas detrás (casi como el bloqueo) pero si no arrastra algo muy grave se puede solucionar rápidamente con algunos trucos, como los que describo en este post:

10. La presión de las modas

Si no tenemos mucha confianza en nuestra escritura (ni en nosotros mismos) salir ahí fuera con tus escritos puede dar algo de miedo. ¿Gustaré? ¿Me leerá alguien? Uno de los escudos más habituales que se usan para protegerse de ese miedo es… seguir la moda.
Sé que la tentación de seguir las modas es muy fuerte: de repente, todo el mundo habla de eso. Todos tus amigos escritores hablan de eso y parecen estar escribiendo algo similar. Si te pones a escribir otra cosa serías… el bicho raro. Porque, ¡ojo! Justamente eso que te hace “ser raro/a” es lo que te puede hacer destacar. Ese es TU VALOR.
Lee más sobre la importancia de tu personalidad en la escritura en este post:

11. Los eventos literarios

Probablemente ya has ido a alguno, pero, si no lo has hecho, este es otro escalón que hay que superar. Y digo escalón porque por experiencia sé que muchas personas que escriben son tímidas o introvertidas -va un poco con el territorio 😉  -y los eventos sociales pueden resultarles también un desafío. En las redes sociales, todo bien, pero en la vida real…
Por supuesto, desde aquí te animo a acudir a esos eventos (y no solo si te invitan, también para escuchar charlas o presentaciones de libros). Allí puedes precisamente conocer a la gente que conformará tu tribu, o desvirtulizar a colegas de Twitter o Facebook. Además, te puedes enterar de muchas cosas, como premios, eventos, puedes conocer a personas que llevan editoriales o revistas… Son todo ventajas. Así que, avisa a ese colega loco por los libros, o a tu mejor amiga, y date un paseo por cada evento que te pille cerca. No te arrepentirás.

12. Falta de confianza

Antes hablábamos de que el bloqueo puede ser una de las consecuencias de la falta de autoconfianza, pero, desgraciadamente, no es la única. Si no tienes confianza en ti puedes perderte muchas oportunidades: he conocido gente que no ha presentado su libro a una editorial (o ha estado a punto de retirarlo ¡cuando ya habían aceptado su manuscrito pero ella aún no lo sabía!), o no ha participado en un premio, o ha rechazado la ocasión de escribir para una revista o blog por esta razón.
¡Hay que animarse a salir ahí fuera! No necesitas permiso de nadie, ni superar ningún examen, para presentar tus textos a editoriales y premios. Piensa que lo pero que puede pasar es que no te contesten, y entonces te quedas igual que estás. Y si te invitan a una colaboración, obviamente es porque creen que puedes hacerlo así que, a ello.
Te dejo este post con técnicas para animarte:

13. Librarte de los tópicos

Un tópico o “lugar común” es un elemento en tu historia o en tu redacción que ha sido utilizado miles de veces y, por tanto, ha perdido, no solo la originalidad, sino su fuerza narrativa. Dicen que la primera persona que escribió “tus labios son rubíes y tus dientes son como perlas” fue un genio y el último… un tonto. Porque los tópicos cometen el peor pecado de la literatura: no emocionan.
A librarte de ellos no te puedo ayudar mucho yo, me temo. Tal como escribía en un artículo, es una de esas cuestiones de las que solo te puedes dar cuenta tú (yo no puedo escribir un diccionario de los tópicos, sería gigantesco) y la única manera es… leer mucho, muchísimo. Y, preferiblemente, leer libros de buena calidad.
Aquí hablo sobre este tema:

14. Dudar de la calidad de tu escrito

Entre los emails que recibo hay una pregunta que me hacen muy a menudo: “Diana, tengo un problema, cuando leo lo que escribo todo me parece horrible”. Bueno, les contesto: bienvenidos a mundo de la escritura O:-)  Es de lo más normal que una vez has avanzado enalgo un escrito, algo que incluso te emocionaba mientras lo escribías, cuando lo relees no te parezca tan bueno. Para empezar, porque la zona del cerebro que usabas cuando te dejabas llevar por la inspiración ni siquiera es la misma que utilizas cuando revisas -es casi como si lo leyera otra persona.
Si pensar que no era tan bueno te sirve como acicate para reescribir, genial. El problema sería que te deprimas tanto que te frenes y dejes de escribir, y eso no puede ser. No en mi guardia 😉 Recuerda que todos estamos en proceso de aprender a escribir. Sí, yo también.Obviamente, cada uno con su experiencia, su estilo y su nivel, pero nunca dejamos de aprender y mejorar.
Te dejo este post sobre el talento donde lo explico muy clarito y otro más para animarte:

15. Querer mejorar rápidamente

Suele ocurrir que cuando empezamos a escribir lo hacemos por diversión, por sacar alguna idea de dentro, por desahogarnos… todas razones más que legítimas. Pero si seguimos haciéndolo, y si empezamos a cogerle “el truco”, llegará un momento en el que querremos hacerlo mejor, sentir orgullo de terminar algo precioso, ver nuestro libro publicado o premiado, o recibir el calor de las personas que lo leen y te dicen que les ha gustado. Todo muy legítimo también.
Y ese suele ser el momento en el que de repente nos entra prisa por mejorar. Y, me temo, los aprendizajes son algo que toma su tiempo. No obstante, haciendo cambios que nos hagan salir fuera de nuestra bendita zona de confort podremos avanzar mucho más rápido.
Aquí hablo de ello:

16. Personajes que se rebelan 

Si has escrito una novela, seguro que esto te ha pasado alguna vez: tenías todo planeadito tu argumento, y justo cerca del final, tu personaje protagonista ha dicho que no, que no le da la gana de hacer lo que tú tenías previsto que hiciera. Y va y se larga, y no hay manera.
Qué cosas pasan en la escritura, ¿verdad? ¡Pero si lo habías creado tú! Sí, pero el personaje ha ido evolucionando con la historia y seguramente tu subconsciente se ha dado cuenta de ya no vale tu argumento. Esto nos suele sorprender mucho a quienes somos escritores “de mapa” (con todo el argumento planificado) mientras quienes son “brújula”, directamente se dejan llevar por historia y personaje a donde les lleven de la mano.
¿Solución? No hay 😉 Probablemente vas a tener que hacer caso a tu personaje, que para eso ha vivido toda la historia desde dentro y sabe mejor que tú de lo que está hablando 😀
Te dejo, de todas formas, un artículo mío que habla sobre las ventajas e inconvenientes de ser de brújula o mapa:

17. Presentar tu libro

Sí, llegará. Ya te digo yo que puede pasar, porque lo veo cada mes en mis talleres: con ilusión y perseverancia conseguirás terminar tu libro y la gente que te conoce -como mínimo- querrá leerlo.
Las presentaciones pueden ponerte nervioso/a: no sabes quién va a venir, ni si comprarán tu libro, y además, ¡tendrás que hablar en público! Horror. Pero no te preocupes: todo se supera. Y te prometo que también lo de hablar en público se acaba dominando. Sólo tienes que hacerlo unas cuantas veces, como todo 😉
Te dejo este artículo donde, entre otras cosas, puedes ver algunas imágenes de presentaciones de libros de participantes en mis talleres:

19. Escribir durante una situación personal compleja

Puede suceder que, cuando lleves mucho tiempo escribiendo, te llegue una mala racha en la vida: puede que sea la pérdida de un trabajo, de un ser querido, o problemas de salud, ansiedad, o una complicada mudanza… ¡Esperemos que no! Pero cuando eso pase, quizá quieras seguir escribiendo… y te cueste mucho. 
En este artículo describo cómo darte cuenta de si en ese momento es mejor darte un descanso -o si simplemente lo que pasa es que tienes miedo a escribir o pocas ganas. Porque sí, a veces la vida se mete por en medio y es mejor dejar de escribir algunos meses. Aquí puedes averiguar si estás en ese momento:

20. Editar tu libro  

Y este será también uno de tus retos futuros, si aún no lo has probado, claro. Sea por medio de la autoedición o buscando editorial, editar tu libro es una de las aventuras más emocionantes y bonitas para quien escribe.
En este artículo te dejo las claves que te ayudarán a decidir si para ti es mejor autoeditar o buscar una editorial. ¡Mucha suerte!

¿Y tú? ¿Has superado ya alguno de estos retos o estás ahora mismo en ello? ¿Se te ocurren otros? Déjame un comentario y seguimos hablando. 


domingo, 20 de enero de 2019

10 consejos de García Márquez para escribir un cuento | Centro Gabo

10 consejos de García Márquez para escribir un cuento | Centro 



Dentro de su oficio literario, Gabriel García Márquez no sólo es reconocido por haber escrito novelas como Cien años de soledad (1967), El otoño del patriarca (1975) y El amor en los tiempos del cólera (1985), sino también por su narrativa breve. Gabo sabía diferenciar entre el proceso narrativo de una novela y el de un cuento, y  a lo largo de su vida, siempre que se sentó a escribir, empleó una metodología distinta dependiendo del género.
Como resultado, encontramos que frente a sus novelas se erigieron libros de cuentos tan peculiares como Los funerales de la Mamá Grande (1962), La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972) y Doce cuentos peregrinos (1992), conjuntos de relatos en los cuales la estética garciamarquiana es afectada por las reglas internas que rigen la prosa de los cuentos.
Compartimos contigo diez consejos con los que el escritor colombiano nos enseña a construir este tipo de historias:

1. Cuenta un cuento que te gustaría leer


Cuando quiero escribir algo es porque siento que eso merece ser contado. Más aún, cuando escribo un cuento es porque a mí me gustaría leerlo.

“Gabriel García Márquez”. 7 Voces, 1972.

2. Escríbelo como si vaciaras en concreto…


Escribir cuentos es como vaciar en concreto; si el concreto no fragua se jodió y tienes que empezar otra vez, tiene que ser todo junto y de una vez. En cambio, escribir novelas es como pegar ladrillos; si este muro no salió, tiras el muro y lo rehaces, corres la puerta para allá, etc. En el cuento esto no se puede hacer. El cuento sale de una vez o no sale. El cuento se concibe de una vez completo y redondo, y si no es así no sirve, ya no vas a encontrar cómo remendarlo y cómo terminarlo. En el momento en que concibes el cuento lo tienes listo, íntegro. En cambio, en la novela puedes partir de una idea o de una imagen y seguir dándole vueltas, inclusive trabajarla en la máquina, construirla en la máquina.  

“Estoy tan metido en la política que siento nostalgia de la literatura”.
El Viejo Topo, 1979.

3. Piensa que la estructura va primero


Una vez que se llega a tener la estructura completa de una historia, en ese justo punto es desde donde se puede escribir un cuento, un guion, una obra de teatro o una pieza para la televisión.

“Inventar el mundo es lo más maravilloso que hay”.
Un paseo con García Márquez, diciembre de 1987.

4. Lee a Hemingway


A Hemingway lo he considerado como un maestro de la técnica literaria, en el sentido de que leyendo sus obras se aprende a contar. Siempre he dicho que los novelistas a diferencia de los demás profesionales leemos las novelas para saber cómo están escritas. Nosotros leemos la novela, la volteamos, la ponemos al revés, ponemos los tornillos, todas las piezas sobre la mesa, y cuando sabemos cómo está ya no nos interesa más. Con Hemingway me ha sucedido lo mismo. He leído todas las obras de Hemingway. Prácticamente las he desmontado pieza por pieza para saber cómo están escritas, y en ese sentido puede que haya una influencia. Esa influencia que puede haber es la única identidad con él, el único parecido. De todas maneras, le tengo una gran admiración. Es un gran escritor, sobre todo un gran cuentista. A mí la novela de Hemingway no me llama mucho la atención, pero en el cuento llega a la perfección. Él tiene el cuento «La breve vida feliz de Francis Macomber», que es uno de los más perfectos que se han escrito.

“García Márquez: el gallo no es más que el gallo”.
Pluma, abril de 1985.

5. Mantén la intensidad y la unidad


La intensidad y la unidad interna son esenciales en un cuento y no tanto en la novela, que por fortuna tiene otros recursos para convencer. Por lo mismo, cuando uno acaba de leer un cuento puede imaginarse lo que se le ocurra del antes y el después, y todo eso seguirá siendo parte de la materia y la magia de lo que leyó. La novela, en cambio, debe llevar todo dentro. Podría decirse, sin tirar la toalla, que la diferencia en última instancia podría ser tan subjetiva como tantas bellezas de la vida real. Buenos ejemplos de cuentos compactos e intensos son dos joyas del género, “La pata de mono”, de W.W. Jacobs, y “El hombre en la calle”, de Georges Simenon.

El amante inconcluso y otros textos de prensa.
Cambio, julio de 2000.

6. ¿Leíste a Hemingway? Pon en práctica sus consejos


Un cuento, como el iceberg, debe estar sustentado en la parte que no se ve: en el estudio, la reflexión, el material reunido y no utilizado directamente en la historia. Sí, Hemingway le enseña a uno muchas cosas, inclusive a saber cómo un gato dobla una esquina.

El olor de la guayaba, 1982.

7. Recuerda: el cuento es una incorporación a la vida cotidiana


El cuento parece ser el género natural de la humanidad por su incorporación espontánea a la vida cotidiana. Tal vez lo inventó sin saberlo el primer hombre de las cavernas que salió a cazar una tarde y no regresó hasta el día siguiente con la excusa de haber librado un combate a muerte con una fiera enloquecida por el hambre. En cambio, lo que hizo su mujer cuando se dio cuenta de que el heroísmo de su hombre no era más que un cuento chino pudo ser la primera y quizás la novela más larga de la era de piedra.

El amante inconcluso y otros textos de prensa.
Cambio, julio de 2000.

8. Además, nace intacto…


El cuento surge de un episodio, de una frase. Se me ocurre completo. Hay cuentos que tengo en la cabeza y los reviso periódicamente. Yo preferiría contar cuentos en los salones y no tener que escribirlos.

“Gabriel García Márquez: el machismo es la desgracia de la humanidad”.
Conversaciones con 9 creadores, junio de 1981.

9. Y también le sirve a los novelistas


Empezar una obra es más difícil. Siempre es más difícil empezar cada capítulo. Por eso es muy bueno escribir cuentos. Escribir cuentos tiene la ventaja de que no hay que empezar sino una vez. En la novela, cada vez que se termina un capítulo, el día que se va a empezar otro es terrorífico. Siempre tengo la impresión de que la novela se va a quedar ahí. No va a seguir. Porque empezar cada capítulo es muy difícil.

“García Márquez: el gallo no es más que el gallo”.
Pluma, abril de 1985.

10. Finalmente: no olvides que el orden de los cuentos en un libro de cuentos sí importa


Cuando reúno cuentos en un libro su orden es fundamental para mí. Yo escribo un libro de cuentos, no reúno cuentos para hacer un libro. Sé cuál es el orden, y no me refiero al orden cronológico en que fueron escritos, sino al orden de publicación, la secuencia de la lectura. Alterar ese orden es, para mí, como alterar los capítulos de una novela.

“El artesano de la palabra”.
Triunfo, noviembre de 1980.

jueves, 17 de enero de 2019

El debut literario de Lorca, un siglo después Se reedita el debut del autor, Impresiones y paisajes (1918), su único libro en prosa y fruto de sus viajes de estudios por Castilla, Galicia y Andalucía

EL CULTURAL: El debut literario de Lorca, un siglo después

Se reedita el debut del autor, Impresiones y paisajes (1918), su único libro en prosa y fruto de sus viajes de estudios por Castilla, Galicia y Andalucía

Lee un fragmento de Impresiones y paisajes, de Federico García Lorca


FERNANDO DÍAZ DE QUIJANO | 11/01/2019 


Federico García Lorca, por Alfonso Zapico
EL CULTURAL: Federico García Lorca iba para pianista y compositor. Sus amigos del Rinconcillo, la tertulia que frecuentaba en Granada, quizá exagerando, lo consideraban “el próximo Albéniz”. Pero varias circunstancias ocurridas en 1916 hicieron cambiar la música por la literatura a quien habría de convertirse en uno de los genios más grandes que dio el siglo XX. A finales de mayo murió su profesor de piano, Antonio Segura Mesa, y sus padres no querían que continuara sus estudios musicales lejos de casa. Pocos días después, el joven estudiante de Letras y Derecho, con 18 años recién cumplidos, emprendió el primero de los cuatro viajes pedagógicos que realizó junto a su profesor de la universidad Martín Domínguez Berrueta y varios compañeros, y durante los que tuvo la epifanía de que sería la palabra el mejor medio para dar cauce a su extraordinario talento artístico.

Fruto de aquellos viajes por Castilla, Galicia y Andalucía, Lorca escribió su primer libro, el único en prosa y el menos conocido de toda su obra, Impresiones y paisajes, autoeditado y costeado por su padre en 1918. En él reunió, con numerosos cambios y correcciones, muchos de los textos que había escrito a su paso por ciudades como Baeza -donde conoció a Antonio Machado-, El Escorial, Ávila, Salamanca -donde conoció a Unamuno-, Santiago de Compostela, Burgos o Segovia. Textos en los que, a pesar de su inexperiencia y su juventud, destila una original y profunda forma de mirar la realidad y una prosa culta y llena de plasticidad.

Se vendieron muy pocos ejemplares. Lorca regaló el libro a familiares y amigos y la mayor parte de la edición quedó en la casa familiar de la Huerta de San Vicente cogiendo polvo durante décadas. Cuando alcanzó la fama, Lorca no volvió a mencionar este libro ni mostró interés por reeditarlo, pero mucho después de su muerte fue publicado de nuevo por editoriales como Akal, Galaxia Gutenberg, Losada y Cátedra. Ahora, con motivo de su centenario, Impresiones y paisajes vuelve a ver la luz en el sello Biblioteca Nueva con una edición conmemorativa a cargo de los estudiosos lorquianos Jesús Ortega y Víctor Fernández y con el apoyo del Ayuntamiento de Granada en el marco del Año Lorca 2018 (y en 2019 le toca el turno a Madrid, que celebrá todo el año el centenario de la llegada del poeta a la capital).

Además de una limpieza respetuosa del texto original, sin “modernizarlo” en exceso, y una introducción de Ortega y Fernández explicando el contexto biográfico y literario de la obra, esta nueva edición trae el aliciente de lasilustraciones realizadas por Alfonso ZapicoPremio Nacional del Cómic en 2012, y la reproducción de fotografías de aquellos viajes y documentos, algunos de ellos inéditos, como el registro de Lorca y sus compañeros en el Monasterio de Silos, donde estamparon su firma en el libro de visitas, o varias dedicatorias manuscritas del autor en los ejemplares que regaló personalmente.

“Este pobre libro llega a tus manos, lector amigo, lleno de humildad”. Así introduce Lorca su debut literario, pero para Ortega se trata de una captatio benevolentiae detrás de la cual se esconde “un escritor completamente seguro, que tiene clarísimo ya desde joven quién es, quién quiere ser, cuál es su visión del arte y qué quiere contar”.

El despertar de Lorca a la literatura coincide con una importante crisis existencial, de identidad sexual, filosófica y religiosa. “Cuando publica Impresiones y paisajes, en sus cajones hay muchísimos manuscritos todavía inéditos. Poesía, teatro, piezas breves, algunas prosas de carácter místico… Era un taller de escritura oculto a la gente, en el que estaba tanteando cuál iba a ser su camino literario”, explica a El Cultural Víctor Fernández, que ya editó en Malpaso un volumen con todas las entrevistas concedidas por el autor de Bodas de sangre.

Una rápida evolución

En aquella España poco dada al refinamiento cultural, la visita de un grupo de estudiantes universitarios con su profesor procedentes de una ciudad lejana suponía todo un acontecimiento del que se hacían eco los periódicos locales. Lorca -y otros compañeros- publicaron en ellos algunas de sus crónicas, y al pie de una de ellas el joven escritor explicó que formaría parte de un libro llamado Paseos románticos por la España vieja, título marcadamente noventayochista por influencia de Berrueta. Pero el título definitivo fue Impresiones y paisajes, lo que anuncia el distanciamiento estético de su maestro. De hecho, su amistad se rompió porque Lorca no le dedicó el libro a él, que fue el artífice de los viajes y su primer mentor literario, sino a su añorado profesor de piano. “Lorca evolucionó en lo literario de un modo asombrosamente rápido”, explica Ortega. “Desde esa visión apegada a Berrueta, al 98 y lo cronístico, da un salto estético y reconecta con lo artístico”.


Ilustraciones de Alfonso Zapico para la nueva edición de Impresiones y paisajes
Ortega, que dirigió durante casi dos décadas coordinó las actividades culturales de la casa-museo de Lorca en la Huerta de San Vicente y ha comisariado y editado los catálogos de dos exposiciones relacionadas con el autor de Fuentevaqueros, considera que la calidad literaria demostrada en Impresiones y paisajes, siendo su primer libro, no tiene otra explicación que “el puro talento”. Lorca tenía mucha urgencia por publicarlo. “Creo que quería emitir la señal social en su ciudad de que ya era escritor”, explica el responsable de la edición.

Influencias de juventud

Por otra parte, el libro demuestra algo que los estudiosos saben bien: lejos del tópico del autor folclorista y pasional, genial pero escaso de cultura, lo cierto es que Lorca era un gran lector -recientemente Luis García Montero lo reafirmó con el libro Un lector llamado Federico García Lorca (Taurus, 2016)-. Así, los textos de Impresiones y jardines están dejan ver la impronta de Azorín, de Machado o de Baroja, y la de poetas como Rubén Darío o Juan Ramón Jiménez. “Es un libro evidentemente muy mimético de sus lecturas modernistas de entonces. Lo escribe cuando aún no ha ido a Madrid, no ha descubierto la vanguardia, ni la Residencia de Estudiantes, ni a Dalí, ni a Buñuel, ni el ultraísmo, ni el cubismo, ni el surrealismo…”, explica Ortega. Por otra parte, el autor del Romancero gitanoilustra sus reflexiones con numerosas referencias culturales explícitas, muchas de ellas musicales (Händel, Czerny, Beethoven, Wagner…).

Retratos de la miseria

Algunas crónicas de Lorca son instantáneas de la miseria y la desigualdad en la que se hallaba sumida la mayoría de la población española a principios del siglo XX, en especial en las zonas rurales: “[...]y pasaron esas mujeres, que son un haz de sarmientos, con los ojos enfermos y los cuerpos gibosos, que van con gestos de sacrificadas a que las curen en la vecina ciudad, y desfilaron las mil figuras de tratantes, con sus látigos en la faja, que son muy altos, y los rumbosos de las posadas, y esos hombres castellanos, esclavos por naturaleza, muy finos y comedidos, que tienen aún el miedo al señor feudal [...]”, escribe en Mesó de Castilla.

En textos como este Lorca centra su mirada en la gente humilde que se cruza en su camino y revela su talento para interpretar apariencias, gestos y actitudes. “Aunque Lorca era hijo de un rico terrateniente, desde pequeño tuvo contacto con gente humilde, las criadas de la casa, los hombres del campo, los compañeros del colegio, los alumnos de su madre…”, explica Fernández. “Desde su comienzo en la literatura se identificó con el humilde. Nunca fue el típico señorito andaluz, como dice el cliché”.

Conflicto religioso

En sus viajes con Berrueta y compañía, Lorca visitó numerosas iglesias, monasterios y otros monumentos de tipo religioso, que le dieron pie a reflexionar sobre su visión de la doctrina cristiana. El más texto más explícito en este sentido de los que conforman el libro (se guardó para sí otros que entraban más de lleno en sus dilemas religiosos) es La Cartuja, escrito tras su estancia en el monasterio de Miraflores, Burgos. En él contrapone su religiosidad, basada en la caridad y el amor al prójimo, con el carácter solitario y severo de los monjes cartujos: “Es verdaderamente anticristiano una Cartuja. Todo el amor que Dios mandó nos profesáramos falta allí, ni ellos mismos se quieren. Solo se hablan los domingos un rato, y solo están juntos durante los rezos y la comida. No son ni hermanos. Viven solos…”, escribe Lorca.

“Eutimio Martín ha estudiado todas las vinculaciones con la figura de Cristo que tiene Lorca en su juventud. Se identifica con él y lo contrapone a la pesadez de la institución eclesiástica. Relaciona la monumentalidad católica con la apariencia exterior mientras que a él le interesa la profundidad de las cosas”, explica Ortega.

Así, al hilo de sus reflexiones religiosas, el joven escritor va anunciando rasgos que constituirán pilares de su poética personal. Tras contemplar una estatua de San Bruno realizada por elogiada por su fidelidad anatómica pero que él encuentra vacía de expresión, afirma: “A mí únicamente me convence el interior de las cosas, es decir, el alma incrustada en ellas, para que cuando las contemplemos puedan nuestras almas unirse con las suyas. Y originar en esa cópula infinita del sentimiento artístico el dolor agradable que nos invade frente a la belleza…”.

En Impresiones y paisajes, opina Ortega, se puede vislumbrar ya algo que caracterizará toda la obra de Lorca: “una fe sagrada en el arte”. “Él se siente desde el principio miembro de la cofradía del arte, ese mundo que toca el ideal y establece con él una conexión de tipo religioso. Después cambiará de estética, dejará el modernismo y descubrirá las vanguardias, pero nunca abandonará la fe en el poder del arte para la transformación del ser humano, el poder del arte como fuerza sagrada”.

@FDQuijano