EL SUR TAMBIÉN EXISTE

Si fuesen míos los paños bordados de los cielos, tejidos con luz de oro y plata, los paños azules, sombríos y oscuros de la noche, la luz y el crepúsculo, los tendería a tus pies. Pero yo, siendo pobre, sólo tengo mis sueños. he esparcido mis sueños bajo tus pies. Camina suave porque pisas mis sueños. w.b. Yeats





"Pero aquí abajo abajo,cerca de las raíces,es donde la memoria ningún recuerdo omite. Y hay quienes se desmueren y hay quienes se desviven y así entre todos logran lo que era un imposible. Que todo el mundo sepa que el Sur también existe" Mario Benedetti.


"Un escritor es algo extraño. Es una contradicción y también un sinsentido. Escribir es aullar sin ruido" M. Duras http://t.co/


jueves, 2 de noviembre de 2017

FRAGMENTO DEL CAPÍTULO"LA NOCHE DE LA FLOR DEL CACTUS" DE MI NOVELA HOMÓNIMA.

FRAGMENTO DEL CAPÍTULO"LA NOCHE DE LA FLOR DEL CACTUS" DE MI NOVELA HOMÓNIMA.




             Se abrazaron, estaban sentados en un banco frente al Museo, acompañados por el  bosque florecido, los Ginkgo Biloba con sus abanicos verdes y los Smilodontes, pétreos y soberbios desde su pasado.


  Lo único que te pido es que vengas el Viernes al departamento de Eduardo le pidió Florencia , organizan una reunión, esa noche nacerá la flor del cactus, ya lo tienen calculado, además es un pretexto para despedirnos.


Sí, por supuesto, estaré ahí.


             La noche de la despedida llegó, al atardecer hicieron un asado en el hogar del living, querían comer temprano para luego subir a la terraza a presenciar el nacimiento de la única flor que daba la planta una vez al año. Ya el pimpollo estaba  maduro, en el momento que comenzaba a abrirse parecía que una varita mágica lo tocara, luego de regalar la belleza de su nacimiento se iba cerrando en la madrugada.


             La comida tenía una atmósfera festiva pero de sentimientos encontrados,  cada uno en su interior estaba destruido, “Kaputt” decía Eduardo, se iban personas que amaban, nada sería igual. A la hora del brindis pidió silencio, diría unas palabras. Tenía un nudo en la garganta, trató de no ser sensiblero, pero no dejó de elogiar el sentido de la amistad, al mirar a su amigo sintió esa conexión que solo seres muy elevados de espíritu pueden entender, sabía que Román comprendía sin  juzgar su condición sexual y eso para él era lo más sublime que le podía ocurrir. Luego del brindis trataron de disipar la tristeza que los embargaba. Jorge pidió la palabra.


Quiero  celebrar por la amistad que nos une, por cada instante que vivimos y que nadie nos podrá arrebatar, por nuestra patria, por la libertad de nuestra patria. A ustedes miró fijamente a Román y a Florencia , les deseo lo mejor para sus vidas ¡Salud!


_¡ Salud...salud!


             Cerca de la medianoche subieron a la terraza, el cactus en forma de candelabro, inmenso, se erigía orgulloso ante la oportunidad de eternizarse. Cerca de la una de la mañana, la flor del cactus comenzó a abrir sus pétalos blancos  en la noche más extraordinaria. Un perfume dulce penetraba, envolvía todo el ámbito de la terraza, la belleza de la reproducción se manifestaba  en la fugacidad  de la vida.


             Silencio... el perfume se va volatilizando en un espacio y tiempo singular, en donde toda materia y energía se fusionan. La singularidad...en  las lágrimas  de despedida. ¡¿Qué sería de ellos?! Estaban mirando la vida y su misterioso comportamiento, en esa noche única de noviembre en la ciudad de La Plata.


             Eran jóvenes, se creían invencibles, eternos, vivían el instante más luminoso, la melodía más maravillosa, la piel que absorbe todos los olores, los dueños del amor. Sus cerebros humus-placenta resguardarían para siempre toda la historia que iban transitando. Serrat, “ El Che”, Perón, Evita, Cortázar, Sábato, Neruda, la “Negra” Sosa y tantos más. Canciones y poemas, ilusiones...” Los laureles que supimos conseguir”...deambulaban entre ellos, se retroalimentaban con el aliento de una profunda angustia existencial e iban inexorables como en una cáscara de nuez hacia la “Garganta del Diablo”.                  





             En vísperas de su partida, Florencia fue a dormir a lo de Luisina con su tía Bertha, que había llegado para la ocasión, también fue con ellas María Luz, no podían separase. Las amigas charlaron toda la noche,  no hablaron de temas de estudio sino de la vida y sus circunstancias, la tristeza era insoportable ante la pronta separación .                                                                                                                                                  Te espero en invierno María Luz, quiero que veamos nevar juntas, sos mi amiga del alma, por favor no me dejes y no dejes de escribirme de contarme lo que te vayas enterando de Angélica.                                                                                                  _¡Ni me lo pidas! Por supuesto que nos escribiremos.    


Te voy a mandar fotos, y hojas secas de los árboles de la zona. Voy a juntar líquenes y musgos así se los das a la gallega  y..


¡ Pará, pará Flor! El mundo no desaparece, sigue, nos vamos a ver, además de lo que dijiste tenés que estudiar, vas a viajar a rendir ¿Cierto?


Sí, sí, pero no puedo más . Se tiró en los brazos y lloró desconsoladamente. 


Flor, ya no sé que decir, todo lo que diga es tan estúpido.   


¡ Los quiero tanto y amo tanto a La Plata! Ojalá me encariñe con San Martín.


Estoy segura ¡Es un lugar tan bello!  Además tenés a Román, a Victorio a Inesita, ya son una parte nuestra ¿No te parece? 


Claro, sé que va a pasar,  tiene que pasar.                                                                                      Te quiero decir algo, sé que te va a sacudir, La Plata en estos momentos es una bomba  de tiempo, vos y Román no están para enfrentar esta situación, él se tiene que recuperar, vos tenés que acompañarlo y yo, yo Flor me estoy comprometiendo cada día más con Pitu en la resistencia política ¿Entendés Flor? Te necesito lejos.


¡Ay María Luz! Me dejás helada, te admiro, detrás de esa carita de nena sos de hierro.


Vos también sos de hierro, el tiempo te lo va a demostrar.


Contá conmigo siempre, la abrazó ¿Vamos a buscar a la tía Berta? Están con Luisina y la madre en la cocina, no quisiera que me vea llorando, ayudame, ella es muy fuerte, quiero  compartir estas últimas horas con todos juntos.


Sí vamos, gran valor la tía  ¿No? Te prometió ir en otoño, así que ponete contenta,  falta poco. Abrazadas fueron hacia la cocina. 


             Se hizo ronda para el mate, los recuerdos de la pensión y del Hogar de los chicos no abandonó la conversación, las caras se iluminaban. La tía Bertha  y la madre de Luisina prepararon unas pizzas, la reunión se transformó en  un suceso agradable, Las mujeres lograron hacer del viaje de Florencia al sur una aventura fascinante, eran jóvenes, tenían toda la vida por delante.   Se fueron a sus  habitaciones a la madrugada, todavía quedaba mucho por hacer. Luisina dormiría con sus amigas, la tía en otra habitación.


Luisina no sé cómo agradecerte tanto cariño, tus padres son geniales. Siempre recibí la ayuda de ustedes en los peores momentos.


Para eso estamos los amigos, te queremos mucho, y estoy segura que todo esto va a pasar, como decís vos ¿Te ayudamos con los bolsos? Todavía tenés bastantes cosas que guardar.


 Se pusieron manos a la obra, acomodaron ropa, fotos, libros, entre ellos las plumas blancas que le fue obsequiando Román y el dinosaurio de peluche.


¡Miren estas fotos! Son de tu cumpleaños Luisina.


Sí ¡Aquí está Luis corriendo cuando lo perseguían las avispas! ¿Se acuerdan? Mi papá sacó muchas fotos ese día. ¡Ah! ya te doy una de la tortuga, siempre le sacamos foto, aparece cuando empieza a hacer calor.


_¡La tortuga! Recordó lo que le dijera Jorge de su símbolo . Gracias.         También tengo fotos del día del aniversario de La Plata, en la pensión de Walter y Joaquín,¿ Recuerdan cómo quedamos después de tomar ron? . Se rieron mientras miraban las fotos.


¡ Ah! No me tengo que olvidar estos cuadernos ¡Lamento tanto no poder llevarme a  Penélopo! . El gato dormitaba en la cama, las chicas lo llevaron para que se despida de Florencia.


No te preocupes, lo cuidaremos bien, sobre todo Otis, a propósito ¿Te despediste de ella?                                                                                                                  Sí por supuesto, aunque les parezca increíble nos abrazamos y no pudimos evitar lloriquear un poco.                                                                                                                                                             Al amanecer se dormitaron, Florencia durmió abrazada a Penélopo,  el sueño la alcanzó agotada.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   .            Al otro día partiría desde la estación de City Bell rumbo a Buenos Aires, allí la esperaba Román, éste tuvo que  presentar unos trabajos en un Congreso de Arqueólogos junto a Eduardo, antes de su viaje al Sur.


             Por la mañana temprano llegaron todos los amigos que la despedirían. Desayunaron juntos, una alegría excitada los  embargaba, parecía que el tiempo no había transcurrido, era un día común, esos que cuando el Comedor Estudiantil estaba cerrado, juntaban el dinero y compartían un almuerzo o una cena. Con la charla bulliciosa trataron de alargar el tiempo,  al espacio ya lo habían transformado, se agigantaba  hasta el sur.


             La hora llegó,  algunos compañeros llevaban los bolsos, María Luz a Penélopo, con ellos aleteaban todos los recuerdos.   Como en una procesión fueron caminando a la estación, querían estar juntos hasta el último minuto. Al salir de la casa Florencia se despidió con la mirada del hermoso jardín de Luisina, las flores  lucían en todo su esplendor,  le pareció ver su imagen y la de Jorge envuelta en una nube de tierra y pétalos de jazmines.


             Antes de subir al tren le entregó una carta a María Luz, le pidió que la leyera cuando ella ya hubiera partido. El momento llegó, grabó en su mente y su corazón las imágenes de su tía Bertha, la madre de Luisina, María Luz, Luisina, Carlos, Jorge, Walter, Joaquín, Sergio, Hugo y Pitu.


             Se quedó en el último vagón agitando su mano, en la otra, apretada, llevaba recuerdos, sentía que los abandonaba, el llanto la quebró. El tren se iba alejando, a través de las lágrimas solo pudo ver un punto lejano...muy lejano.   



 


                                                                                                              










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