RELATO
LIBROS VEO “
CARTA A FEDERICO SOTELLO”
Ana María Manceda
Necesito decírtelo, necesito
gritártelo, porque sino el asco que sentí ayer por la tarde puede envenenar mi
cuerpo y enfermarme. ¡Cómo en un instante se nos puede derrumbar la imagen de
una persona que por años fue construyendo, ladrillo por ladrillo, una
personalidad de marketing!
En mi inocencia y mi amor jamás hubiera dado
cabida a la mínima sospecha de tus acciones, Sí, veía a veces un brillo extraño en tus ojos cuando alguna nueva
amistad podía brindarte algún beneficio, alguna ventaja. yo me decía ─Qué ser extraordinario es Federico Sotello, a pesar que estas
personas no satisfacen sus expectativas espirituales, de que manera tierna y
considerada los atiende─. Aceptabas alegremente sus invitaciones y ahí íbamos a pasar un fin de
semana a sus casas de campo. Solamente un espíritu muy rico puede adaptarse a
soportar gente tan ligera y diferente a nuestras costumbres. Qué escalones bien pensados has ido construyendo para
subirlos lentamente y que aguantaran el peso de tu ambición, de tu estúpida
ambición.
En el último tiempo veo, capto señales muy tenues, que me fueron
derrumbando. Ya tu última actitud frente a mi madre enferma me dejó un resabio
de amargura, que aunque buscara excusarte, no pude superar. Me dejaste sola,
espiritual y materialmente. Al morir tu esposa, mi madre, usaste la tristeza y
una compostura soberbia para que la gente admirara tu dignidad ante la
desgracia. Quizás por eso decidí ir a la ceremonia de tu consagración. Quería
ver de cerca la puesta en escena, con el teatro rutilante, tu postura de
político progresista. Cuando juraste por Dios y por la Patria me dije ─Pobre dios y pobre Patria ─ y te miré. Aún no sé como
entre la multitud encontraste mi mirada, yo intuí que captaste mi mensaje ¡
Nunca me imaginé que llegarías a esto! Yo, Karina Sotello ¡Tú hija! comenzaré a
andar sola. Algo es positivo, heredo tu fortaleza y tu constancia, pero la
usaré para construir un destino auténtico, sin falsedades. Quizás con el tiempo
comprenda y deba admitir que igualmente te amo. Ahora no puedo.
KARINA.
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