EL SUR TAMBIÉN EXISTE

Si fuesen míos los paños bordados de los cielos, tejidos con luz de oro y plata, los paños azules, sombríos y oscuros de la noche, la luz y el crepúsculo, los tendería a tus pies. Pero yo, siendo pobre, sólo tengo mis sueños. he esparcido mis sueños bajo tus pies. Camina suave porque pisas mis sueños. w.b. Yeats





"Pero aquí abajo abajo,cerca de las raíces,es donde la memoria ningún recuerdo omite. Y hay quienes se desmueren y hay quienes se desviven y así entre todos logran lo que era un imposible. Que todo el mundo sepa que el Sur también existe" Mario Benedetti.


"Un escritor es algo extraño. Es una contradicción y también un sinsentido. Escribir es aullar sin ruido" M. Duras http://t.co/


jueves, 16 de julio de 2020

FAULKNER, TIEMPO Y LITERATURA

FAULKNER, TIEMPO Y LITERATURA
William Faulkner está en la raíz de mi narrativa por su idea del tiempo, algo que desde mis inicios me obsesionó tanto como el estilo (“el estilo es el hombre”, dijo el conde de Buffon).
Al principio me sentía muy frustrado porque nunca podía contar una historia completa –en su sentido absoluto- si seguía los recursos convencionales del realismo. Me decía, por ejemplo, si veo un hombre por la calle podré escribir "ahí va Fulano camino del trabajo, como todos los días", pero no podía dar cuenta de qué había hecho Fulano antes o haría después, ni tampoco qué había soñado ni qué iba pensando en ese momento en que lo sorprendía por la calle “camino del trabajo". Siempre tenía la sensación de que me faltaba información para argumentar la narración. También el inicio y el final del relato eran discutibles, porque antes y después de los mismos habían sucedido cosas determinantes para que el suceso narrado se diera. La “historia” era siempre un fragmento de una narración mayor.
Faulkner me abrió los ojos para que rompiera con las limitaciones del realismo y del brete argumental, y me centrara en el lenguaje. Sin embargo, la experiencia de narrar a partir del lenguaje es mucho más que un recurso formal. Es asumir la imposibilidad e impotencia de abarcar la totalidad que el lenguaje nos revela y al mismo tiempo la necesidad de dar cuenta de una experiencia esencial.
Del mismo modo que no podemos pensar el universo en su totalidad, tampoco podemos narrar honesta y libremente la totalidad de una historia y lo que hacemos es dar cuenta de los fragmentos que de ella entrevemos en la alucinación de la escritura. Y digo alucinación y no testimonio, porque no hay certeza de lo que se ve o entrevé en el vértigo de la escritura, porque en la dimensión del lenguaje, las coordenadas del tiempo y del espacio quizás son reflejos, espejismos de la totalidad que se nos escapa. Y si esto es así, la escritura, como quería Camus, es expresión de una ética que compromete nuestra existencia y lo que somos en relación a los demás.
Desde este punto de vista la escritura, una de las formas de la creación artística, es también un ejercicio de libertad que vincula en la misma dimensión al creador y al lector; un “acto de resistencia a la muerte”, como dice Gilles Deleuze citando a Malraux. Esta escritura que acepta su naturaleza fragmentaria rechaza el argumento en tanto éste responde al sistema controlado de consignas que, según el nombrado Deleuze, constituye la información. Esta escritura, concebida como “acto de resistencia a la muerte”, se opone por naturaleza al mandato del sistema y trasciende los cotos espacio-temporales para dar cuenta de una humanidad viva. De aquí su perdurabilidad frente a la caducidad de la escritura de información de la industria editorial impuesta como uno de los recursos de control social.
[Publicado en El Corredor Mediterráneo, 912, del 15/07/2020]
Rynaldo Fortoul y 25 personas más
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